Se acabó. Cuatro horas y pico en nuestro huso horario y ya podemos darle puerta al año en que la crisis nos colló peligrosamente, en que salimos a la calle, aguantamos los palos y, total, acabamos con los que sabíamos que iban a gobernar para putearnos más aún, si cabe, que los otros.
En el balance positivo: que parece que por fin nos despertamos. En el negativo: que queda mucho por hacer. ¿Negativo? Bueno, en literatura la crisis es el motor del cambio. A mejor o a peor, eso está por ver.
Ha sido un año duro, muy duro, a todos los niveles. Pero quedémonos con la idea: tenemos que escribir el futuro, y no corregir el pasado. Hacedme caso, porque lo contrario no da ningún resultado.
Como uno es bastante perro, y como el blog está enlazado a Twitter, Facebook y no sé si a algo más, daos por felicitados con este post, que no estaré después por mandar sms, whatapps ni spams varios. Feliz año 2012, que nadie os amargue el ánimo, y ya sabéis:
«Adelante, Bonaparte.» Quizá la canción que mejor resumen el espíritu de este post. Y del año pasado y del venidero.
FELIZ 2012!!!! Esperemos que sea mejor que el anterior, o por lo menos, menos malo 🙂
Lucharemos por ello, desde luego. ¡Feliz 2012, guapetona! :-*