Apostillas del #29M

Me han dicho que hoy, en Els Matins de TV3, Felip Puig ha justificado la carga de los Mossos, para variar (ventajas de no ver la tele: tranquilidad de espíritu y neuronas funcionales. En todo caso, os dejo aquí el vídeo.).

Comentaba en las reflexiones a las vivencias de la jornada de huelga que uno de los males que aqueja a la clase política es la manipulación a su antojo de la información, deformando la realidad a una acorde a sus intereses. Ahora, la idea es equiparar los disturbios con la kale borroka y el terrorismo. ¿Medida populista? Sí: seguro que a más de uno de vosotros parece LA solución para evitar la violencia. ESO es populismo.

Lo que me alucina, y me parece terriblemente peligroso, es que esta deformación de la realidad elimina, a lo 1984 (es decir, no existe, nunca ha existido, aunque lo hayas visto), cualquier causa de esa violencia. Marcan los disturbios como la causa de los males, en un mecanismo perverso de hacer a las víctimas (no me refiero a los brètols, sino a los que estábamos ahí al lado y nos toca recibir) culpables.

Y es un ejemplo de ese mecanismo perverso: haz del efecto la causa, y de las denuncias, difamaciones. Y miente y repite el mantra, generaliza y sé calculadamente vago.

Bueno, y ya de paso, pásate la Ley de Protección de Datos y el derecho a la privacidad por el forro de los cojones.

Y respecto a la conspiranoia que despliega Puig en la entrevista, quizá lo que dice este ex sargento de la Guardia Urbana sea esclarecedor.

(Por cierto, Puig, cómplice de los violentos tu puta madre.)

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Vivencias de la huelga general del #29M

La narración de los hechos

Primera huelga general del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, un día antes de la aprobación de los presupuestos generales ¿más restrictivos? de la democracia. Una huelga marcada, desde el punto de vista de este eterno aprendiz, más que por la crisis (que sí), por los recortes (que también), por los cinco millones de parados (apocalíptico, que diría Piqueras), por la creciente idiotización de la política. Una tendencia que no es cosa de dos días, sino de años: desde el «váyase, señor González», que yo recuerde, y seguro que de antes. De las consignas contra el oponente y los eslóganes vacíos de contenido, porque sirven tanto para un roto como para un descosido. Eso, y no otra cosa, es lo que me parece más peligroso de la situación actual.

Pero no adelantemos las conclusiones. Vayamos por partes. Continuar leyendo «Vivencias de la huelga general del #29M»