Pallassos i monstres, de Albert Sánchez Piñol

Hacía tiempo que le tenía echado el ojo a este título. Fan del estilo de Sánchez Piñol en La pell fredaPandora al congo (descarnado, preciso), que su primer libro fuese un ensayo antropológico (lo que le da puntos extra de interés) sobre los dictadores del África postcolonial (aún más puntos extra) hacía que fuese sólo cuestión de tiempo que le hincase el diente.

Y me lo he ventilado en apenas dos sentadas. Primer punto a favor: una fluidez muy buena; no tan brillante como en obras posteriores, pero sin duda ágil. No será por falta de ritmo por lo que se le pueda criticar.

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La (auténtica) fiesta de la democracia.

Tienes derecho a votar. Tienes derecho a no votar. También a votar en blanco. Y también tienes el derecho inalienable, según el artículo 21 de la sacrosanta Constitución (tal es el ahínco con que la defienden los dos partidos mayoritarios, ya ves tú), de manifestarte. Así que no vengan ahora con las monsergas de que la democracia se defiende en las urnas. Sí, y también en la calle. ¿O se imaginan a los manifestantes del mayo del 68, o de los que salieron a la calle en España en la primavera del 76, quedándose en casa porque «ya nos expresaremos en las urnas, la fiesta de la democracia» (y mucho menos en este último caso, claro está)?

Pues eso: La gente está descontenta, indignada, y lo están expresando de esta manera. Podría ser de otra, aunque me gustaría saber de cuál. Y mejor no les hagan caso omiso. Igual siguen saliendo elegidos, pero aún quedarán ustedes más retratados como actores desconectados de los ciudadanos. Sus ciudadanos. A los que ustedes tienen que servir. O deberían de servir, en lo que debería de ser la «expresión de la democracia».