Los mejores conciertos del 2013

Seguimos con el ritmo vertiginoso de producción de entradas para el blog, ¡wow! Lo siento, chicos y chicas: entre el trabajo, las reseñas, las colaboraciones con enecientos proyectos y tal tengo este pequeño espacio olvidado.

He de decir que, hablando de música (tema que aparece mucho en este vuestro blog), la colaboración con Crazyminds, aparte de conllevar nuevas amistades, se ha traducido en:

-Ampliar el abanico de artistas, géneros y estilos hasta llegar al nivel “no doy abasto”;

-Poder asistir a conciertos hasta llegar al nivel “conozco a los parroquianos y al Garantías”.

Cierto es que a veces voy a tiro hecho, y otras veces cubro conciertos que quedan sueltos con los que habitualmente no me atrevería. Casi siempre merecen mucho, mucho la pena. Muy al contrario, antes de detallar el top ten particular de directos del año pasado, dejaré un breve y amargo apunte sobre el concierto-hype del año pasado, Beach House, por el que pagué unos treintaypico eurazos y en el que me aburrí soberanamente. Aguanté hasta el final no sé por qué, pero acabé al fondo de la sala Apolo, bebiendo como si no hubiese mañana para ver si vislumbraba, ni que fuese entre los vapores etílicos,algún puñetero matiz a la voz de Victoria Legrand (que no) o algo de talento al teclado de Alex Scally (que tampoco; un maniquí habría sido más expresivo; o un sampler; bueno, de hecho diría que todo el concierto estaba sampleado).

Sí, en ocasiones peco de ñoño y panegírico. Pero creo que también sé reconocer un concierto de m…

Vamos p’allá, en el más puro estilo countdown. Al bollo.

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La noche de los mosquitos I y II: Festival Cruïlla

Pues eso que, de vez en cuando, en mi carrera de especialización dispersa, cubro algún espectáculo para los amigos de la página musical CrazyMinds. Surgió la oportunidad de acudir al festival Cruïlla, un festival veraniego en el mismo espacio (la jungla de asfalto más fea del Mediterráneo del Fòrum) que el Primavera Sound que, hasta el momento, no me atraía demasiado, dado su carácter más mestizo que el hyp… indie primaveral.

Pero oye, ante todo hay que vencer prejuicios. Que bajo la etiqueta de «música del mundo» no tiene por qué haber apuestas menos rompedoras que en el indie. Incluso al contrario.  Y también hay que aprovechar la ocasión para disfrutar.

Y vaya si lo he disfrutado.

Así que, como no voy a repetir las parrafadas que acostumbro meter en mis entradas, en vez de reseñarlo de forma personal en este blog, os remito a las entradas en Crazyminds, la del viernes y la del sábado, por si queréis echarle un ojo. Como siempre, las incongruencias, contradicciones y divagaciones son obra única y exclusivamente de quien los sirve a ustedes.