Memorias de un hombre en pijama, de Paco Roca

¿Qué podría añadir a lo mucho y bien que han escrito en prensa y en blogs sobre esta recopilación de tiras, dibujadas para el diario Las Provincias, y recopiladas por Astiberri?

Si acaso, dejar constancia de las impresiones causadas. Pero son tan ajenas (o no) al libro, que a esto no se lo puede llamar reseña. Bueno, de hecho, a casi nada de lo que dejo en este huequecito de la Internet ya tan 1.0.

Memorias de un hombre en pijama cayó como regalo, junto con otro buen montón de cómics (¡gracias, amigos, gracias! :’-) ), el pasado sábado. El autor, Paco Roca, se sitúa como protagonista de las tiras. La carga autobiográfica es evidente, como (casi) siempre que el autor decide entrar en el libro. Así va desgranando anécdotas, reflexiones y puntos de vista desde la posición de un dibujante que ha conseguido el sueño de su vida: poder pasar todo el día en pijama en casa.

Como si la premisa no incrementase el nivel de ternura en +5, a Paco Roca le tengo mucho cariño como narrador precisamente por su mirada, tierna, inocente, de niño grande que se pregunta por la esencia de las cosas prescindiendo de los prejuicios que en tantas ocasiones nos vendan los ojos sin percatarnos.Memorias… es otro de esos ejemplos de cómo, a partir de los pequeños detalles, de las anécdotas, de historias íntimas, se alcanza mucho mejor los grandes temas de la humanidad.

Con un dibujo amable que recuerda a los tebeos que leíamos de niños, y que también rezuma cariño, lanza (aparentemente) pequeñas reflexiones sobre la vida de un cuarentón medio, cargado de inseguridades, manías, pero también un espejo donde refleja las diferentes casuísticas cuarentañiles; un hombre que se acaba de echar una novia más joven que él, que busca encajar con ella, con sus amigos, con una sociedad en más de una ocasión desquiciada, echando mano de un humor amable pero no por ello menos incisivo. Un talento admirable, cuando lo normal sería cortarse y no llegar, o desgarrar y hacer daño.

Sin lugar a dudas, el libro me ha llegado justo en el momento adecuado 🙂 Y sí, me he visto reflejado, pues muchas de sus manías también son mías; muchas de sus inseguridades, también; y algunos de sus amigos también me recuerdan a más de uno y más de dos. Pero, entre las sonrisas, la reflexión sobre la madurez, esa madurez que cada vez llega más tarde; esos sueños que ya no se cumplirán… o quizá sí. Y alguna lagrimilla por un pasado que se mira con nostalgia, o un futuro incierto; una lagrimilla siempre cándida, tierna, como no podía ser de otra manera con Paco. A quien, por cierto, si llegáis a conocer veréis que es idéntico a su personaje. Yo me lo llevaría de cañas todo los días.

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Breves impresiones sobre el Festival International de la Bande Dessinée de Angoulême

Pues sí, hace ya un par de meses fui con unos cuantos buenos amigos al Festival International de la Bande Dessinée de Angoulême.

Las reseñas sobre el festival y sobre los cómics son cosa de profesionales; así que podéis leerlas aquí y aquí.

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Rollos míos y Más rollos míos, de Aude Picault

Como no tan sólo de historias larger than life se nutre el cómic, y también para cambiar de registro a algo más animado (no se os ocurra leer a Chris Ware con Radiohead de fondo, os aviso), Anna me prestó, a modo de cambio de tercio, dos tomitos de aspecto encantador. «Són una cucada —me dijo—. M’agradarà saber la teva opinió, com a noi.»

(Nota: Si aparece algún cómic recomendado en su blog, hacedle caso y leéroslo. Como cualquier otra cosa que reseñe el sr. acolostico. Garantía de acierto.)

Y, ciertamente, a primera vista, Rollos míos y Más rollos míos tienen aspecto de librito simpático, sin pretensiones, de trazo juvenil en la tradición de tira cómica estilo Peanuts (claro, sencillo, muy atractivo), con quizá una dosis extra de ingenuidad.

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