L’esperança de vida d’una llebre, de la compañía Mal Pelo

La danza es una de las artes más difíciles para este eterno aprendiz: un arte para el que hay que apagar muchos interruptores y dejarse llevar más que en cualquier otra.

Pero si uno tiene la suerte de contar con amigos que, aparte de tener una cultura vastísima, trabajan en el montaje de la obra, la conversación posterior acaba siento tremendamente enriquecedora y esclarecedora.

L’esperança de vida d’una llebre refleja en una serie de espacios (el hogar, el aire libre, el bosque) los espacios interiores en los que uno se encuentra con fantasmas de sí mismo. El cazador y la presa intercambian los papeles: el yo, la culpa, los remordimientos, el amor, la pérdida… Sin explicaciones obvias, evidentemente, porque no se trata de eso.

Una obra muy poética, con una estructura muy cercana al teatro (y, por tanto, más asequible para los que somos legos en la danza) con un trabajo de interpretación soberbio. Resulta fascinante comprobar cómo el texto se puede interpretar, más allá de las palabras, con el movimiento, y que este defina perfectamente el espacio simbólico y físico, yendo de uno al otro con precisión.

No sé si se volverá a representar en algún espacio de aquí al futuro, y lamento reseñarlo tan tarde, pero si podéis, seguid a la compañía por las redes y, si se da la ocasión, no os los perdáis.

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B the Flowers, de la compañía Marta Carrasco

Res no és mesquí,
ni cap hora és isarda,
ni és fosca la ventura de la nit.
I la rosada és clara
que el sol surt i s’ullprèn
i té delit del bany:
que s’emmiralla el llit de tota cosa feta.

Res no és mesquí,
i tot ric com el vi i la galta colrada.
I l’onada del mar sempre riu,
Primavera d’hivern – Primavera d’estiu.
I tot és Primavera:
i tota fulla, verda eternament.

Res no és mesquí,
perquè els dies no passen;
i no arriba la mort ni si l’heu demanada.
I si l’heu demanada us dissimula un clot
perquè per tornar a néixer necessiteu morir.
I no som mai un plor
sinó un somriure fi
que es dispersa com grills de taronja.

Res no és mesquí,
perquè la cançó canta en cada bri de cosa.
-Avui, demà i ahir
s’esfullarà una rosa:
i a la verge més jove li vindrà llet al pit.

Joan Salvat-Papasseit
El poema de la rosa als llavis (1923)

 

Este bello poema de Salvat-Papasseit es uno de los ejes de la obra de teatro (no, de danza; bueno, más bien de teatro… teatro-danza… bueno, eso) B the Flowers, de la compañía de Marta Carrasco. El otro se podría resumir como el ciclo de la vida. Repleta de metáforas poéticas, sí, pero también crueles (¿cómo puede ser, si no, cuando se exploran esos espacios tan atávicos para el ser humano, el que define la vida y su negación?) y turbulentas, a puesta en escena sumerge al espectador en un espacio conceptual difícil, para qué negarlo, pero que se sostiene gracias a la plasticidad y a la rotunda convicción de Marta Carrasco, Anna Coll y Majo Cordonet. A partir de la reivindicación de la vida y de la mujer como dadora de vida, pasamos de la alegría inocente a la corrupción de la vida, el sufrimiento, la muerte y el renacimiento.

Apta para neófitos en esto de la danza, o danza-teatro, o teatro-danza, o bueno, eso, de miras abiertas. No saldrán defraudados. Si la reponen, claro; que, para variar, reseño las cosas tarde (además de mal).