B the Flowers, de la compañía Marta Carrasco

Res no és mesquí,
ni cap hora és isarda,
ni és fosca la ventura de la nit.
I la rosada és clara
que el sol surt i s’ullprèn
i té delit del bany:
que s’emmiralla el llit de tota cosa feta.

Res no és mesquí,
i tot ric com el vi i la galta colrada.
I l’onada del mar sempre riu,
Primavera d’hivern – Primavera d’estiu.
I tot és Primavera:
i tota fulla, verda eternament.

Res no és mesquí,
perquè els dies no passen;
i no arriba la mort ni si l’heu demanada.
I si l’heu demanada us dissimula un clot
perquè per tornar a néixer necessiteu morir.
I no som mai un plor
sinó un somriure fi
que es dispersa com grills de taronja.

Res no és mesquí,
perquè la cançó canta en cada bri de cosa.
-Avui, demà i ahir
s’esfullarà una rosa:
i a la verge més jove li vindrà llet al pit.

Joan Salvat-Papasseit
El poema de la rosa als llavis (1923)

 

Este bello poema de Salvat-Papasseit es uno de los ejes de la obra de teatro (no, de danza; bueno, más bien de teatro… teatro-danza… bueno, eso) B the Flowers, de la compañía de Marta Carrasco. El otro se podría resumir como el ciclo de la vida. Repleta de metáforas poéticas, sí, pero también crueles (¿cómo puede ser, si no, cuando se exploran esos espacios tan atávicos para el ser humano, el que define la vida y su negación?) y turbulentas, a puesta en escena sumerge al espectador en un espacio conceptual difícil, para qué negarlo, pero que se sostiene gracias a la plasticidad y a la rotunda convicción de Marta Carrasco, Anna Coll y Majo Cordonet. A partir de la reivindicación de la vida y de la mujer como dadora de vida, pasamos de la alegría inocente a la corrupción de la vida, el sufrimiento, la muerte y el renacimiento.

Apta para neófitos en esto de la danza, o danza-teatro, o teatro-danza, o bueno, eso, de miras abiertas. No saldrán defraudados. Si la reponen, claro; que, para variar, reseño las cosas tarde (además de mal).

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Vostè ja ho entendrà, de Claude Magris

Ilusión por entrar, por primera vez, al Tantarantana, sala de teatro «de cercanía» al lado de casa. Tras dos experiencias (un Chéjov inmejorable y un Albee bastante mejorable) en la sala Atrium, qué mejor que estrenar la sala del carrer de les Flors con un texto de Claudio Magris.

Vostè ja ho entendrà es una reinterpretación del mito de Orfeo desde el punto de vista de una Eurídice condenada ya para siempre. La escenografía no puede ser más sobria: Carme Sansa encarnando a una Eurídice, que pasa de ser la ninfa del mito a musa de quien trajo las artes al mundo, dos focos y su voz. Sólo su voz. De lado, mirando al presidente de la Casa de Reposo desde una posición de subordinación (suponemos que se trata de Hades), quieta, Sansa y el director, Xavier Albertí, cargan todo el peso en la voz, en la declamación y la entonación de la actriz. Aviso desde ya: una hora en penumbra es muy exigente, cuando el texto en sí ya es suficientemente denso como para hacerlo austero.

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